jueves, 27 de octubre de 2022

Autores y Revolución

Por: José Ruíz Mercado

Revolución Mexicana, consecuencias en políticas públicas, cambios, continuidad con otras miras, estructuras ideológicas, alcances, diferencias. El carro lleno. Luchas de poder. Estilos, temática ¿Qué sucedió?

   En lo político es el caudillismo el imperante. Martín Luis Guzmán lo dice acertadamente; Agustín Yáñez hace vivo la falla en las políticas públicas del Estado en lo referente al arte; Rodolfo Usigli cuestiona las mentiras de los grupos en el poder.

   Los cercanos a los medios, a los grupos hegemónicos, continúan figurando como los privilegiados. En esto no ha cambiado como se quisiera, o el grado ideal, continuamos en los monopolios de la cultura.

   Ir entonces a las propuestas acerca de las políticas públicas emanadas de la Revolución es lo indicado para entender los acontecimientos actuales en el territorio del arte. La falla más grande radica en pretender llevar el arte a dónde no existe.

   Cuando se parte de esta conceptualización estoy en una posición ideológica. Lo entendido por mi como tal, es lo mejor, hasta posible lo único. Mi postura es de superioridad, con una alta carga individualista.

   Lo interesante de La Creación, la novela menos estudiada de Agustín Yáñez, su anécdota, es como se desenvuelve el personaje central. Gabriel es un músico de pueblo en el régimen de Porfirio Díaz. El presidente municipal lo escucha, le consigue una beca para estudiar en la Ciudad de México. Ahí, nuevamente descubierto, lo envían a Europa.

   Hasta ahí, es una historia repetida en ese periodo. Los beneficiados con los programas del Estado. No exclusivamente músicos, sino de todas las áreas. Circunstancia de respuesta al proceso individual.

   La literatura con temática revolucionaria se puede dividir en varias etapas, así como en diferentes estilos. Diversos enfoques. No podemos decir de una corriente específica, tal y como se puede escribir del realismo socialista después de la revolución de octubre en Rusia; esto la hace, sino más rica en estructura, si más compleja para su estudio.

   Delimitemos un poco. Llamaremos a toda obra con temática del periodo como parte de este momento histórico. Complejo, si tomamos en consideración los ideales más fuertes. Deshacerse de la imposición de Díaz y Huerta.

   Las etapas, en su momento, obras del descontento, críticas al sistema, cuestionamiento ideológico. Las luchas armadas, la contienda, la epopeya. La de reflexión, posterior al movimiento. Aún así, la revisión no es exacta. La critica y la reminiscencia épica continúa hasta la década de los sesenta.

   Los ideólogos de la Revolución vieron lo primordial en la educación. Un pueblo con un alto índice de analfabetismo era complejo para lograr un cambio. Escribe Tomás Chacón Rivera: “El impacto cultural en los inicios de la Revolución fue escaso, luego la conciencia revolucionaria luchó por las mejoras en la educación y de ello se desprendió el auge cultural. Después de 1920, la novela de la Revolución Mexicana, el muralismo pictórico, los experimentos de la poesía de vanguardia y la influencia del humanismo con los ensayistas del Ateneo contribuyeron a ilustrar más la conciencia social” [pag.20]

Precisamente fruto de este analfabetismo se debió el poco impacto de quien pretendió, a partir del debate político, incidir en la mentalidad de ese pueblo, cuya necesidad primordial era saciar el hambre y la salud. A principios del XX fue el analfabetismo, a inicios del XXI es otro tipo de analfabetismo, el funcional.

   Líneas adelante Chacón Rivera menciona un texto de Carlos Monsiváis, a la cual menciona como la otra Revolución” …lleva a pensadores y a artistas al acrecentamiento de la cultura con la ampliación de temas y formas literarias y plásticas. Luego la radio, el cine y las revistas literarias de Contemporáneos y Estridentistas habrían de esparcir la nueva conciencia social que marcará a México después de la Revolución.”

   Agustín Yáñez en La Creación, publicada en 1959, la cual corresponde, de ser correcto nuestra nomenclatura, al periodo de la reflexión. Gabriel Martínez, personaje central de la novela, se ve rodeado de las personalidades de la época, de las luchas de poder, de la crítica e inserción a las tendencias y programas.

   Programas que dejaron fuera a la cultura de los grupos étnicos, a la lucha de las mujeres (El ejemplo de María Izquierdo cuando cuestiona y afirma como a las mujeres se les niega un muro), o sea excluida la primera edición de Nelly Campobello de su novela cumbre.   

La novelística de este periodo es lo más estudiado. Los cuentos han llegado a segundo plano, y tenemos la obra de Mauricio Magdaleno.

   El grupo de los intelectuales de la Revolución, “cuestionan las ideas enajenantes y el conformismo de la sociedad. Ellos se comprometen al fortalecimiento de un política humanista que ayuda al desarrollo social” afirma Chacón Rivera ¿Y cómo lo hace? El grupo del Ateneo de La Juventud, integrado por Antonio Caso, Alfonso Reyes, Pedro Henríquez Ureña, Carlos González Peña, Julio Torri, José Vasconcelos, Martín Luis Guzmán, cuestionan la retórica oficial del positivismo porfirista, aún, hoy día imperante.

   Estamos cercanos a conmemorar un año más de ese periodo histórico de nuestro país. Es interesante revisar las diversas voces, los acontecimientos, la obra de las personalidades, pero, sobre todo, el legado del coro.


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