Por: José Ruíz Mercado
No recuerdo (¿1996 o 1999) cuando
aparece Polaroids, ese gran hibrido de Douglas Coupland. Ya antes había
publicado Generación X, la novela vuelta polémica, la cual marca toda una
visión aún para quienes desconocen que existe un autor canadiense quien se
atrevió a retratar su periodo en este mundo.
Escribir para posteriormente aparecer como autor de consulta ya trae un
premio al trabajo, al esfuerzo mismo. Escribir para ser tomado como ejemplo
fundamental de un periodo, aún sin ser leído por ese vasto público, sólo puede
ser un fenómeno actual.
Generación X la leyó un sector de la población, esa que llamamos sociedad
del conocimiento, en 1991. La sociedad del consumo acuñó la frase para decir de
los nacidos a partir del exceso poblacional en un departamento: la familia
conejo.
Shampoo Planet pasó en 1992 a engrosar la bibliografía de Coupland. Los personajes de ésta no pasaban de ser unos ambiciosos con deseos de hacerse ricos a la menor provocación. A pesar de la fuerza, la ironía del tratamiento temático no superaba a los anteriores. Los mayores de cuarenta viviendo en la casa paterna, o el para qué estudiar si lo único que se va a conseguir es pagar más impuesto.
¿Y qué con Micro Siervos? Esa otra publicada en 1995, la edición en
español fue un año después, probable, por la popularidad de los personajes
inmiscuidos, los empleados de Microsoft, no es comprendida la universalización
del contenido. Los empleados fascinados por la personalidad del patrón ¿Será
esta fascinación otra visión del síndrome de Estocolmo?
Polaroids es toda experimental. Con diálogos del desenfado. Personajes observadores
de su circunstancia. Se reconocen ellos mismos parte del ambiente, de la
periferia de un encuentro, al cual, posiblemente no desearon llegar, pero jamás
interesa.
“- ¿Estamos ya en los sesenta? -Pregunta Cheyenne.
-Los hippies huelen a moco – dice Amy. “
El desenfado es total. La anécdota es simple. Estudiantes Berkeley dispuestos
a la travesía de un concierto de Grateful Dead, en una furgoneta Ford, tal y
como alguna vez lo hicieron sus padres.
En este desenfado, en esta apariencia, se esconde una critica severa.
Uno de los personajes dice que aparentan ser los Picapiedra, y es que, hasta
donde el reino de las flores no aparentaba un regreso a la economía del autoconsumo,
o más, a la sociedad del trueque.
El llamado a la paz mundial, una de sus principales aportaciones, jamás
se concretarían sin una estructura macroeconómica, fue como pensar en un
paraíso al interior de una sociedad de consumo, una visión existencial
vivencial, sin llegar a lo colectivo. De ahí la frase de Amy.
Douglas Coupland es el autor del desenfado, se reconoce en su época, la
del ciberespacio, la era de las redes sociales. Critica la visión de los
sesenta, pero también se adentra en el acontecer noventa con Micro Siervos, la
despersonalización, o Generación X, donde sus personajes jamás se van de la
casa paterna.
MÉXICO, LA ANTESALA DE LOS SESENTA
Los autores de los años cincuenta y sesenta en México se mantuvieron en
un enfrentamiento logístico entre el discurso nacionalista del Estado y la
crisis familiar de un sector de la clase media. José Agustín, el desenfado lingüístico,
Gustavo Sainz, la expectativa ¿Y qué decir de Parménides García Saldaña?
José Agustín escribe un ensayo en el momento preciso: La Nueva Música
Clásica; Parménides a su vez hace lo propio con En La Ruta de la Onda. El rock
presente, la discusión, los pormenores. El conocimiento de las estructuras
musicales.
El movimiento denominado “la onda” no lo compusieron sólo estos tres, ni
el estudio de la música se circunscribe a dos personajes. Fueron revistas,
espacios, programas radiofónicos quienes le dieron fuerza para generar una voz.
Novelas importantes de este grupo son: De Perfil, Se Está Haciendo Tarde,
de José Agustín; Pasto Verde de Parménides García Saldaña; Gazapo, La Princesa
del Palacio de Hierro, Compadre Lobo de Gustavo Sainz.
RAVE EN LOS NOVENTA
Se debía voltear la vista para redescubrirse. Saber por donde el camino.
Ya no se valía la idealización idealista del camino amarillo (un submarino para
Dorothy) Se requería (¿Se requiere?) una voz con fuerza, irónica, mordaz.
Ya Coupland hizo lo suyo, se pensó en una nueva generación con el matiz
noventero. Tijuana se dejó sentir con Contra Cultura (menor) en 1992, luego
aparece Metro Pop. Fran Ilich está presente.
Fran cuestiona a los onderos, cuestiona el rock, se ríe de los hipies
¿Qué dejaron con el amor libre? ¿Sida? Habla de las calles de Tijuana, del rave,
de los conciertos, con la fuerza que ofrece la ironía afirma: Somos la
generación no entendida, pero, eso, no nos interesa.
Fran se reconoce en la era de la cibernética, de las redes sociales;
debemos de manejarlas con inteligencia, afirma, explora caminos no tradicionales,
se dispone la alternativa para observar el XXI
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