miércoles, 22 de diciembre de 2021

Andrea y el Reno

Cuento de Navidad, participante del
1er. 
Concurso de Cuento Q.Victory

Autor: Sonia Crespo

Hola, mi nombre es Andrea y soy una niña alegre, juguetona, cariñosa y sobre todo, muy soñadora. Me estoy siempre inventando historias e imagino viajes a mundos mágicos donde todo es felicidad y cualquier deseo se pueda hacer realidad.

Quiero muchísimo a mi madre que me apoya, me ayuda y me escucha como si fuera mi mejor amiga, así que si os puedo contar esta historia es en parte por ella, pues consiguió que uno de mis sueños se hiciera realidad.

Todo lo que voy a exponer sucedió tras la cena de Nochebuena con toda mi familia.

Volvíamos a casa cuando, de repente, ví un destello en el cielo, parecía un relámpago, pero sabía que no lo era.

—Mami, ¿Has visto eso?
—No he visto nada, cariño.
—Mamá el cielo se ha iluminado con una luz muy especial.
—Sería una estrella fugaz o una ilusión óptica, hija mía.
—No era eso, a lo mejor era el trineo de Papá Noel. —Mi voz sonó ilusionada y sentía frío y calor al mismo tiempo.

No podía dejar de pensar en lo que acababa de ver, era mágico y algo dentro de mí, me decía que mi intuición era cierta.

Cuando llegamos me puse el pijama y me metí en la cama, no podía dormir, estaba muy nerviosa, por lo que llamé a mi madre para que me contara un cuento.

La verdad es que mi mamá, es muy buena y tengo mucha suerte de tener la madre que tengo, pues vino sin haberse terminado de cambiarse. Me leyó "Cuento de Navidad" y me quedé dormida.

Me despertó un ruido, era como un trueno, pero cuando fui a mirar, no había nada especial, así que volví a la cama.

Ya no pude pegar ojo y cada media hora me levantaba a ver si ya había venido Papá Noel, pero nada, por lo que aumentaban mis nervios. Sentí un leve golpe en el costado, pensé que es era mi madre, pero cuando abrí los ojos, vi una luz roja flotando en el aire.

Fui al baño, pues con los nervios, tenía la sensación de querer orinar, aunque me detuve frotándome los ojos para digerir lo que acababa de ver: ¡¿un reno del trineo de Papá Noel!? No me lo podía creer, tenía delante a uno de los animales que hacen a los niños felices, me sentía una privilegiada.

Fui avisar a mi mamá, pero cuando volví con ella, había desaparecido.

—Cariño, seguro que ha sido una visión, vamos a la cama.
—No quiero, ¡era real y quiero volver a verlo!
—Tomamos un chocolate caliente y si no vuelve nos acostamos,-dijo mi madre- ¿Vale, hija?
—Si, mami.

No apareció, así que cumplí lo acordado, pero no había terminado de arroparme, cuando oí que alguien corría en el salón; me acerque sigilosamente y ¡era Rudolph!, correteando con su nariz roja parpadeando como una luz de navidad; corrí a avisar a mi madre, pero el reno volvió, así que decidí contarle lo sucedido.

Mi mamá tuvo una idea para captarlo: poner el móvil a grabar y así si aparecía quedaría registrado. Me volví contenta a la cama, pues probaría que tenía razón.

Adentrada la noche me despertó la melodía "Jingles Bell Rock", entonces me levante corriendo y ya no solo estaba Rudolph, sino los demás los renos del trineo de Papá Noel, estaban bailando al ritmo de la melodía. Me quedé observándolos al tiempo que reía con sus peculiares movimientos, al darse cuenta que los observaba, comenzaron a correr y chocar entre sí, lo cual provocó más risa en mí hasta retorcerme en el suelo sin poder parar de reír. El alboroto despertó a mamá, que al verme en el suelo decide, levantarme en brazos y devolverme a la cama.

—Mami, ¿Viste a los renos?
—No. En el salón no había nadie más que ti.
—Pero estaban ahí, bailando. Mira el móvil, veras que es cierto.
—Bueno cariño, lo haré por la mañana. Ahora intenta dormir un poco más.

Al irse mi madre, cerré fuerte los párpados para intentar conciliar el sueño, pero no pude, no se me iba de la cabeza la imagen de los renos bailando y me solté riendo, era muy gracioso. De pronto sentí que algo tocó mi hombro y era de nuevo Rudolph, pero esta vez me entregaba un regalo: una bola de nieve que traía adentro una figurita de él y su demás compañeros al lado de Santa. La agite para que la nieve se moviera y de pronto las figuras comenzaron a bailar igual que en el salón de mi casa.

Después de tanto reír me quedé dormida hasta que la luz del día se coló entre las persianas, así que de un salto me levanté y fui a despertar a mi madre.

— ¡Mamá, mamá, ya es Navidad y ha venido Papá Noel! Vamos mami, despierta que quiero que abramos los regalos juntas.

Mamá se hacía la remolona, pues oía como se reía en voz baja. Al final se levantó y fuimos corriendo hasta el salón, donde el árbol estaba completamente iluminado y lleno de regalos, aunque había recibido todo lo que había pedido, lo que más ilusión me hizo, fue la bola de nieve que me dio Rudolf.

Mientras desayunábamos leche con cacao y un trozo de panettone, vimos lo que el móvil grabó la noche anterior; mi madre lo había conectado al televisor, para verlo más grande. ¡Había grabado todo!, el baile de los renos, hasta cuando chocaron entre sí. Mi mamá y yo, nos partíamos de risa; al final del video había un mensaje de Papá Noel para nosotras.

Mi madre quedó muy emocionada, al igual que yo; por unos segundos pude verla convertida en una niña de mi edad, Bueno…eso es otro cuento, que ya se los contaré.

Ésta, amigos, ha sido mi historia de Navidad que nunca olvidaré.

Deseo que paséis unas muy felices, amorosas, ilusionantes y mágicas fiestas junto a vuestros seres queridos.

 

1 comentario:

  1. ¡Hermosa y mágica historia!
    ¡Felicidades!
    Diosma Patricia Davis

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