Festejos de iniciación
Por: José Ruíz Mercado
Festejar la muerte como parte del universo antropológico de las
culturas ancestrales es algo aún presente en la actualidad. Cada cultura
sostiene su mitología, la cual, de acuerdo a la estructura social responde.
Las culturas agrícolas
responden cíclicamente a la fiesta del (re)encuentro con esa otra objetividad.
Son dialécticas o dualistas, todo varía acorde a los modelos infraestructurales
de la relación de los grupos.
Desde los pueblos primigenios
hasta la actualidad cada grupo tiene su particular visión de los hechos. Con su
simbología, sus fiestas, sus miedos.
La Edad Media trajo una religiosidad
extrema, la idea del castigo. La muerte descarnada.
No era para menos. Las pestes
que asolaron las villas fueron buen campo de cultivo para imponer las
corrientes cristianas. Y el catolicismo ganó en la mentalidad popular el
intento de justificar, a partir de la idea del pecado, la extinción de una
buena parte de la población.
Bajo esta idea del pecado, de
lo pecaminoso, aparece el mito de la malicia, de la perversidad encontrada en
los placeres carnales.
El Romanticismo, después de
una larga pausa de negar la historia, vuelve al estudio de los mitos y ritos
medievales. La idea de los vampiros, los zombies, la reencarnación a partir de
la mentalidad de un científico loco, van a poblar la literatura.
Fruto de esta revisión van a
resurgir los movimientos demonológicos; y ya en pleno Siglo XX el dark, el dark
gótico y otros más clasificados dentro del Neo Romanticismo Medieval. Si le
sirve de algo revisar algunas estructuras de los cómics, desde el club de los
Súper Héroes, pasando por el Caballero de la Noche y los integrantes de la Liga
de la Justicia, tan sólo por mencionar algunos.
La otra estructura, la del
pastoreo, la de la guerra, la de la propiedad privada. Los pastores reunidos en
estructuras tribales, son producto de la propiedad privada. Las cabezas de
ganado son la riqueza fundamental. Y su poseedor, el más fuerte. Son
dialécticos.
Los inicios. Las culturas. Los
primeros fueron sometidos por los segundos. Y los mitos aparecieron. Los segundos,
se llamaron a sí mismos hijos divinos. Los segundos fueron sometidos y su
cultura asimilada. Parecía lo natural y no lo perverso.
En la actualidad existen dos
festividades tan grandes que reúnen a las sociedades. Dos festividades
clasificadas entre las fiestas de iniciación. Los momentos en donde llega el
reposo, el momento de ofrecer la gracia para el inicio siguiente.
Otoño e Invierno son los
instantes en el ciclo lunar. La tierra descansa después de la jornada. Es la
hora del agradecimiento por los frutos recibidos. Abundancia/ Descanso. Vida/
Muerte. Sin lo uno jamás se distingue lo otro. La otredad como concepto de
afirmación.
En este pensamiento dualístico
la muerte no existe, forma parte de la vida. Cada minuto es un caminar hacia la
muerte. Biología pura. Las células mueren para dar paso a las nuevas. Y las
células muertas deben de ser desechadas. De lo contrario vendrá una
toxicología, la cual, se puede convertir en cáncer.
La metáfora del caminante. El
transcurrir. Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar, dijo Jorge
Manrique en un claro pensamiento renacentista. En las culturas primigenias no
van a dar a la mar para consumirse, van a otra dimensión paralela.
Y aquí vienen los grandes
acompañantes. El lobo en la lejanía del bosque conductor de las almas en la
oscuridad de la noche. El perro acompañante del difunto hasta un lugar seguro.
El gato misterioso quien le toca romper con los obstáculos del camino. El río
ahí presente, agua contenedora de energías.
Cuando se escucha ladrar a los
perros es que la muerte anda cerca. Y si aúllan es porque está ahí con el
carretero cerca, con el barquero en la espera. Y los gatos se van a enfrentar a
los espíritus del bajo astral, y van a retirar las malas energías, hasta la posibilidad
de morirse en el intento antes que quienes les ofrecieron cobijo alguna vez.
Los caninos y los felinos
están envueltos en ese halo misterioso por lo tanto se vuelven seres de
compañía. En Egipto el gato es símbolo de protección de las entidades del bajo
astral; por ello, en las tumbas faraónicas están con esculturas felinas.
En la cultura wicca, una de
las más antiguas, el gato es el protector, quien aísla de enfermedades e
incluso aleja las malas vibraciones. De esta cultura se hereda el árbol de la
abundancia, el árbol simbólico de los buenos deseos, y que en Occidente se
conoce como el pino navideño.
El perro acompaña en el
camino. Se deja morir por su dueño. Lleva al descanso el alma buena de su amo.
Es fiel. No va a separarse. Siempre hasta lo último. Cada uno tiene su cualidad
como compañero.
Y aquí viene el ritual de iniciación. La fiesta. La herencia agrícola.
Feria, fiesta, reunión. Luz, presencia de música y color. Gracia. Ofrecer
gracias, ofrecer agradecimiento. La fiesta de la muerte es parte de una cultura
ancestral.
La fiesta de la muerte es ese encuentro con la muerte. Por eso el
retorno a la dimensión ya ida. Por eso las fechas de Otoño/ Invierno. Y el
nueve como número mágico, cabalístico. La fuerza iniciática.
27 de octubre las mascotas retornan a su hogar. Y pasean por los rincones predilectos. Ellos escogieron, se dice, con quien compartirían. Se dice, compartimos el pan y la sal. Porque es parte de la morada. Ahí se van a estar hasta la llegada de los niños. En las culturas mesoamericanas existe una morada para cada ser, dependiendo de la muerte y el oficio. Y las mascotas estarán presentes, haciéndoles compañía, como le hicieron antes de partir.
La leyenda dice que los
perros, cuando mueren, esperan a sus acompañantes humanos, y les gruñen cuando
fueron expulsados. O los reciben con saltos, iguales a como lo hacían al
regreso a casa.
La leyenda dice que los gatos se acurrucan, ronronean para acompañar,
cuidar a quien los acompañó en este plano. La leyenda dice.
La fiesta de la muerte es una feria de iniciación agrícola.
Che Ché, Botas, Pelos, Toby, el negro estuvieron presentes en algún
lugar de mi pensamiento.
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