jueves, 19 de noviembre de 2020

¿Posibilidad o Discordia?

Por: José Ruíz Mercado

Una frase popular reza: "Lo que no está en Internet no existe". Las redes sociales son parte de nuestra cotidianeidad. De nuestro mundo. Su estudio es mínimo a pesar de su alcance. Tiempo y espacio se conjugan para adentrarnos en lo virtual.

   Al principio de las redes se utilizó aquello de en tiempo real, bella metáfora de lo temporal. Luego los alcances. Enseguida la continuidad, se habló de lo viral para decir la rapidez de la información.

   Lo matemático en la posibilidad del lenguaje. La magia de la bombilla se hizo pequeña para obtener grandes alcances. Lo binario. La nada y el uno integrador ¿Cuánta información contiene un bite que la suma de estos crezcan geométricamente para los siguientes?

   Para la generación de la radio el sonido fue un alarde de magia. Las abuelas de la generación de la  radio mantuvieron la disputa del cómo los genios entraban a la caja para decir a viva voz aquí estamos.

   Las anécdotas de “saquen a ese pobre hombre de ahí ¡Se va a ahogar!” se repite una y otra vez cuando los primeros aparatos radiofónicos hicieron su presencia. Una historia contada una y otra vez ¿Qué tanto de verdad existe en esta anécdota? No lo sé. Pero tiene una lógica.

   Todo proceso tecnológico trae cambios en la estructura comunicativa, pero, además, en las relaciones económicas. Por lo mismo en las modas, los gustos sociales. Sin la radio la música no hubiera salido de los pequeños poblados; mucho menos nacido otras industrias: El disco y sus derivados.

   La tecnología de pronto se nos aparece, pareciera surgir de la nada. Mejor dicho, se muestra como ideología. Al desconocer su origen le damos un falso valor. Un maniqueísmo sin límites.

   La generación de la Televisión ya no tuvo tanta magia. Ya se conocía el cine; sólo era cosa de llevarlo a casa. Nacía una generación visual. Entre el cine y la televisión nace otra estructura comunicativa: el cómic. Todo visual.

   Cambio de lenguaje. De corporalidad. Trasformación del universo cotidiano. Los medios en la generación de propuestas, de cambios de conducta, de estética, de lineamientos filosóficos, de nulificación de roles sociales, de surgimiento de otros.

   Las imágenes cotidianas cambian. Imaginemos un grupo de amigos al lado de un aparato radiofónico escuchando tocar un instrumento al hijo ausente. Años después, por la noche, observar la llegada del ferrocarril en el recinto antes Teatro, o en una barda con el patrocinio de una empresa refresquera.

   Luego vendría el rico del barrio con su televisión en la sala, por la ventana, los vecinos mirando, o la fonda, la taquería, Doña Concha la del pozole, cobrando diez centavos por ver la serie, o veinte si quería ver un programa especial.

   Los tiempos cambian. La tecnología aún más. Nuevos lenguajes, sí, pero también se acentúa la división de clases, no necesariamente en lo económico, sino en la disposición a utilizar la nueva herramienta. La novedad.

   El conflicto viene cuando la ciencia desconoce la relación entre el uso y el consumo. Luego viene la dispensa, la máquina es lo máximo, tanto para lo negativo como para lo positivo. Una falla en los estudios humanísticos.

   Llega otro momento de cambio. El Internet, el uso del correo electrónico, pronto, muy pronto el desuso. La espera de las cartas pasó a la anécdota. Hoy poco a poco se va olvidando para dar paso a otras herramientas.

   Así como aparece la figura de Doña Concha con la televisión surgen los ciber cafés. Espacio ideal para sacar las tareas escolares y llenar de virus las computadoras. Otra estructura de vida para una nueva época.

   Otro lenguaje. Palabras anexadas al uso diario. Infectarse con un virus no es exclusividad humana. Las máquinas también. Está todo virulento, se decía cuando alguien tenía un resfriado, está toda virulenta cuando a una máquina se infectaba. Recordemos la anécdota del empresario vuelto millonario por hacer un virus y al mismo tiempo los antivirus. La guerra de la mercadotecnia, la lucha por los sitios en las redes sociales ¿Qué tan viral (de nuevo el virus) es tu mensaje para volverlo de interés? Los mercadólogos estudian esto, los sociólogos, psicólogos, estetas, lo desconocen.

   Los estudios de la comunicación han estado divididos en las corrientes del pensamiento. Desde las psicoanalíticas, los lingüistas; desde los postulados del neo positivismo así como las diversas corrientes del marxismo.

   Los estudios, principalmente de los lingüistas franceses nos llevan a una propuesta comunicativa, la cual, ya desde hace algunos años, no podemos dejar de lado. Con la creación de nuevos mitos a partir de los anteriores, nos llevan a enmarcar un historicismo crítico.

   Mcluhan con su análisis del mensaje profundiza, nos ofrece una visión presentista. El estudio teórico filosófico de las comunicaciones nos permite analizar las relaciones, no sólo interpersonales, sino además las relaciones de poder.

   ¿En dónde radica ese poder? Al final de cuentas en esa viralidad. Lo que no está en Internet no existe. Por lo tanto, en las redes, lo importante es darle “like”, o escribir la primera sandez imaginable. Entre más ilógica, mejor. Entre más común, gano la empatía. Existo.

   Un personaje nacido en 1961, autor de títulos generadores de una visión cuasi fotográfica de la sociedad actual es Douglas Coupland. Dramaturgo, artista visual, novelista. Sus obras de teatro más conocidas son September 10, escrita en el 2004, y Everything’s Gone Green escrita dos años después.

   Su obra narrativa (por decirle de algún modo) es Generación X, obra con la cual marcó toda una época al retratar a una sociedad desangelada. Fue el año de 1991 cuando aparece esta novela, poco leída, poco conocida, pero, muchas veces, conceptualmente, comentada.

   Las redes sociales son, hoy por hoy, dignas de ser tomadas en consideración. Estudiarlas nos permite observar, cuantificar, el nivel, la dirección de una sociedad y sus moradores. Digna de ser parte de una materia escolar.

   Pero mientras esto no se haga en la currícula escolar, propongo, la lectura de Douglas Coupland.


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