martes, 14 de julio de 2020

La concordia americana



Por: : Juan Pérez Andariego
Nunca hablo de política porque la considero un vodevil sin embargo, después de lo visto el ocho de julio, me voy a lanzar a la piscina.


Donald Trump empezó su carrera a la presidencia insultando nuestra inteligencia, faltando el respeto a todos los latinos y especialmente a los mexicanos. Agitó violenta e incontables veces la bandera del odio como forma de crecimiento electoral, como divisor social dando alas y alimentando a la facción más racista, fascista y envidiosa (blanca y latina) de los E.E.U.U. sin embargo durante al visita de AMLO, Trump se mostró totalmente diferente, respetuoso y ecuánime. Andrés Manuel López Obrador, también, lució muy correcto en su actitud y palabras, absolutamente a la altura del encuentro. Me gustó el recordatorio histórico de Juárez y Lincoln, me gustó que destacara los agravios entre ambas potencias, pero también los buenos momentos entre México y Estados Unidos, me gustó el guiño al esfuerzo de empresarios y el aplauso a la imaginación y el buen hacer de los obreros mexicanos recordando que sin ellos no podría funcionar la maquinaría laboral. No sentí lambisconería por su parte. México ha de sentirse feliz por ello.

No dejo de pensar que la política es un maldito circo como el futbol, la súper bowl, La Voz, American Idol, Hollywood, óscars, grammys, los programas de chismes y demás distractores sociales donde cada movimiento es un gran juego amañado con un claro objetivo: idiotizarnos para manipularnos. Es más seguramente este par de dos sean marionetas de la élite oscura y me queda claro que son políticos, en el mal sentido de la palabra (¿Hay uno bueno?), seguramente se ríen de sus pueblos a nuestras espaldas no obstante ambos se portaron como unos caballeros y cuando hay educación, buen ánimo y concordia el futuro no parece tan negro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Este es un espacio donde su opinión cuenta, sin embargo no se permiten mensajes ofensivos hacia ningún sector de la población, sexo, raza o credo; tampoco se permite el uso de palabras soeces.